No desdeñéis al viejo segador de ilusiones
porque sólo él podrá cortar los hilos de las marionetas.
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Se fué deshojando en silencio el racimo de los
de los pensamientos
bajo una luna tibia,
ceniza de amor sin dueño,
buscando enfrebrecida la quimera del destino.
Caminando desorientado entre las dunas,
sin poder ver ni soles ni estrellas que guien sus pasos,
un doliente afán le despojó de su vestido prestado,
y su desnudez de hoy es como pétalos esparcidos en la
yerma ladera
Las ruinas sosprenden al viajero;
pero no puede detenerse
porque su sombra en la desnuda piedra
evoca espacios donde el día rompe su luz fugitiva...
Pasará de largo distraído en su tibieza ,
cerrando los ojos tras de un suspiro...
Pero su corazón se sentirá intranquilo en el retorno,
y el sesgo de sus noches evocará mudos presagios.
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No desdeñéis al viejo segador de ilusiones,
porque tan sólo quien se haya detenido en el abismo de la muerte
podrá comprender el misterio de la vida.
1999
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