miércoles, 26 de octubre de 2011

Lentamente cae la tarde...

         Lentamente  cae  la tarde y el dorado crepúsculo secuestra una vez más mi pensamiento.

         Desde  lejanas  tierras  me  llega  tu llamada, pero permanezco varada en mi sonmolencia, buscando naufragios de luz entre las trémulas siluetas de mi solitaria celosía, como si mi corazón ensayase la muerte y su desconocido bálsamo.

       La  impaciente  ráfaga  de  la  juventud  se desmaya ,  flor  marchita  que  apenas dejó su aroma en la azarosa jornada; y el amor me rodea con su palpitante empeño atravesando la umbría.

         ¿ Cómo  podría ya mirarte a través de la insondable grieta sin que me atrapase su reyerta de sombras? La sequía del escondido llanto distrae mi empeño y temo naufragar.

        Quizás   los  sueños  nunca  mueren  y  su inefable  pradera  una y otra vez reclaman el temblor de la primavera, la exaltada primavera que rasga el tiempo tranquilo de la nieve tardía...   Y abre su regazo como un amplio vado donde el rumor de las fuentes repite su estrofa amanecida, y los primeros pétalos se asoman en su acostumbrado despertar.

1999

martes, 25 de octubre de 2011

ELLA



                                                      Entre sonrisa y sonrisa
                                             la soledad embalsama
                                             la sequía en la ladera
    como un himno de plegarias.

    Mira sin brillo su estirpe,
    entre cruces y alambradas.
    Deja su antorcha en la nieve,
    pero ella nunca se apaga.

    Contempla a su lado el cerco
    que dibujaron sus lágrimas;
    volcán que arrasó cosechas
    bajo el fuego de su lava.

    Un lodazal de silencios, 
    epílogo de esperanzas
    quiso reinar en la umbria
    con su corona de escarcha.
     
                                            *****


    El vergel vuelve a expandirse
    bajo nubes plateadas,
    expandiendo su perfume
    donde los jilgueros cantan.

    Y el amanecer inunda
    la clausura de su alma,
    campanil que invade el sueño
    como una secreta alarma.

    No mueras en la tristeza
    mujer que luchas y avanzas,
    entre piedras y entre espinas,
    entre ruinas y cascadas.

    Tu fuerza es brisa que acuna
    al que en tu trayecto acampa,
    y tu amor encuentra el rumbo
    que el destino le negaba.


     
    10.2011
                       

AMAZONA DE LA VIDA

                                        

                                Galopando hacia la luna,
                                amazona de la vida,
                                salta sobre los muros
                                en su pasión encendida.

                                Con el viento en sus cabellos,
                                canta, rie, llora y grita,
                                y cuando el atardecer
                                sonroja el cielo, suspira.

                                Una nostalgia le llama
                                entre arbustos escondida,
                                y en sus raíces escucha
                                su secreta melodía.

                                Y danza bajo la lluvia
                                entregada a su caricia,
                                con los ojos entornados
                                y la piel mojada y tibia.

                                Un aliento le extremece
                                como abierta celosía, 
                                y en la fuerza de sus alas
                                rescata a su antigua niña.

                                Guardada está su penumbra
                                en una lejana orilla,
                                donde la corriente fluye
                                de azul y verde vestida.

                                Mirando un nuevo horizonte,
                                por la noche y por el día,
                                con su libertad galopa,
                                amazona de la vida.

                               10.2011
                                     

lunes, 24 de octubre de 2011

CARTAS A UN AMIGO- Ultima carta.

            Inolvidable  amigo,  cuántos  años  escuchaste el mudo testimonio de mi inquietud, el júbilo que a veces desbordaba mis emociones y el inquieto remolino de sus quejas ... Quedó sin concluir este escrito, la última carta, cuando en un radiante otoño, te despedías de la vida en tu distante hogar.

         Apenas  si  las lágrimas se asomaron a mis ojos, porque otros llantos habían secado ya el caudal,  y mi vida en su desmayo todavía se deslizaba por trágicas pendientes.
         Y  ya   no  pude  confiarte  los desgarros  que  sucedieron  tras de  tu marcha;  me  secuestraron en su doliente atalaya,  y  solo un huracanado viento disimulaba consuelos.

         Tampoco  pude  compartir contigo  nuevos soles que acunaban el duelo atrayendo esperanzas a mi corazón .  Una vez me dijiste que las cosas cuando pasan por nuestro lado, nos buscan para rescatanos y sembrar en la aparente y baldía sequía renacimientos y vergeles.

           Pero  ya,  pasados los años ,  y recorriendo un instante el templo donde aparqué tu recuerdo, quiero concluir mis palabras...  Tal vez  como epílogo final, tal vez como prefacio de un utópico envío, donde la realidad se adormece y como mágico destino reverdece en un amable ensueño su fantasiosa posibilidad.

        En aquel libro que un día me regalaste, permanece tu foto, y la mirada estática nuevamente me contempla con dulzura . Y releo una y otra vez esas páginas como en un ritual que me conecta con tu templada voz y la cadencia que me envolvía, llevándome en alas de un arpegio siempre novedoso y sutil.

          La  emoción  me  embarga  y  su  peso derrama  el  esfuerzo  sobre  un  cesped donde la nostalgia desea descansar sintiendo que tu te acercas a mi lado, como en aquel ayer, despacio , con la complicidad de una sonrisa benevolente y la caricia de tus manos en mi confusa  frente.  Huele a  tí  la verde  hierva  con  el  rocío  del ocaso , y la luna otea el embriagador silencio que me aísla en la evocación.

        La página del libro se abre en mi memoria :  "  Si la duda oprime tu corazón, abrázala en silencio y pronuncia mi nombre, que yo acudiré en tu ayuda, recogiéndote en mis brazos, amiga mía, para que el temor no ahuyente el brillo de tu rostro"  . " El destino se conmueve del amor que avanza sin desánimo, y solo se consolidará cuando sus labios beban del manantial que inagotable se desliza en la ladera..."   "Los amantes se entregan a la muerte, y en un perpetuo matrimonio se rubrica su promesa en la eternidad.  El enlace une sus almas en su solo vuelo hacia los confines donde los dioses habitan"  ...

        Y así , encaneciendo lentamente en las horas presentes, mi sentimiento, atrapado en los cánones de tu recogimiento, te busca entregando sus palabras al refugio de lo inasible.

        ¿  Recuerdas    aquella    última    vez   en   que   nos   encontramos,  fugazmente,  en una noche de Noviembre, cuando mi enamorado requería mi presencia y tan sólo pude saludarte un instante ?  Rememoro el adios que iba susurrando en las calles  como una letanía que ya presagiaba la última despedida.  Pero mi pensamiento, secuestrado por la necesidad cotidiana, no pudo detenerse un momento,   para escuchar ese escondido y clarividente mensaje entre la hojarasca que una suave brisa aventaba en el camino de parque. 

       Pensaba  en  confidencias  de bienestar  que  quería  decirte  con  entusiasmo.  Y avanzaba en el color de mi vida con un mañana cuya luz cegaba la oscuridad de lo venidero.  Y tranquila me alegraba imaginando tus ojos en mis ojos, asintiendo con la cabeza, con la complicidad de un hermano.
          Pero  pronto   la  tormenta  acechó  inexorable ,  y  premonitoriamente precedió al trágico tiempo que fué talando la luminosa estela de los momentos que iban transcurriendo apaciblemente.

           Ahora que esta íntima soledad me lleva en su vieja barca por las horas y los días en su lento  vaivén ...  te presiento sentado a mi lado, mientras, a lo lejos, casi se divisa el umbral donde mis párpados podrán cerrarse en el generoso abrazo  del último sueño.


10.2011

 

CARTAS A UN AMIGO -3ª

            Cuando vuelva a darte la bienvenida, debiera enmudecer, porque no sabré cómo contarte las penas y emociones de tantos días...  Tan solo apoyaré mi cabeza en tu regazo dejando que las lágrimas puedan aparecer sin amargura.

          Cuántas  veces  te  conté  mi  historia y el vaivén de su lamento...  En aquellas cálidas noches de agosto, cuando juntos mirábamos cómo se mecía el reflejo de la luna en las ondas de la apacibe corriente del río.  El canto de los grillos nos acunaba, los matorrales susurraban en su brisa con mesura, y pude creer que la felicidad era posible.

          Profundas  soledades  jalonaron  los  años  que  fueron pasando entre momentos soledados y amenazantes tormentas.  Grabadas están en mi piel y en mi memoria como invisibles surcos las heridas del destino, pero ahora ya no temo desgarrarme en las alambradas de los prados acotados.

          Porque  he  podido  comprender  lo  que  tus  ojos, en  silencio,  me  decían,  y  que acaso tampoco entonces tú podías entender...  ¿Cómo pronunciar siquiera unas breves de palabras, cuando siento que desde mi corazón habla el viento templado del sur?  ¿Cómo expresar ni siquiera con el lenguaje de una melodía la luminaria del arco iris como un ala de dios sobre mi cabeza?.

            Aunque  el  temor,  fantasma  de  las  noches  de insomnio   se  aleja  y desaparece  como tea encendida en las aguas, aún tiemblo igual que  un niño perdido al sentir extraños pasos tras de mí.

          La noche me secuestra entre murmullos de un delirio, pero mirando una vez más las estrellas se desvanece el tormento.  Porque llegará un día, cuando ya no respire este aire que me rodea, cuando mi corazón no pueda seguir latiendo, en que sabré a quien pertenece este afán que , como una promesa perenne, me lleva hacia el inmenso cielo.

         Si ya nunca más volviéramos a encontrarnos, no quiero que me recuerdes .  Solamente cuando mires tu rostro en el espejo de un transparente arroyo, estaremos juntos nuevamente, y sentirás , en la dulce tubiedad de un sueño, un beso sobre tu frente, al final del camino ...
 




1997

CARTAS A UN AMIGO - 2ª

              Mi fiel amigo, guardaste silencio porque  yo no podía oírte, tus claros ojos, húmedos, contemplaban una vez más el inseguro paso que temía emprender.

             Han  pasado largas horas de  emociones en mi memoria, y aún creo soñar extrañamente que puedo coger tu mano en la soledad del parque esperando que sonrías tu sonrías al mirarme.

            Cuando  la  noche  enturbie  con  un  pesado ensueño  la  encrucijada que aún tengo que traspasar, ¿ sentiré cómo acaricias mi cabeza para reposarme?... Quizás pronuncies mi nombre y pueda escucharte antes de cruzar la desconocida frontera donde todo se desvanece .

          Un  extenso  prado  de  nieve  recogerá  la  huella de mis pasos  y su desnuda lentitud.  Y cuando en la primavera, el primer tímido rayo de sol asome por el horizonte...
 
12.1996

CARTAS A UN AMIGO- 1ª

         No  supiste  de  aquellas  lágrimas  solitarias  y  la encendida emoción que me sobrecogía en cada momento en que me mirabas... Ni el velo de niebla que cubría mi rostro porque el destino ponía rejas alrededor de mi cuerpo. 
         Y  aunque cruzase amplios valles velozmente y navegase día y noche por mares sin retorno, nunca llegaría a alcanzarte, porque tú caminabas  donde otros horizontes acunaban el sol de la tarde. 

        Pero  si  de  mis  palabras  permanece  un  eco lejano entre  las ramas de los árboles, cuando la templada noche bañe en su tibieza el sueño de los hombres, quizás logres entender su extraño idioma.  Una suave brisa como amante mano acariciará fugazmente tu frente, desvaneciéndose luego, para siempre...
              
     Nuestros  días se  encontraron en un recóndito laberinto, pero  tus ojos estaban cerrados.  Yo viví el misterio y en la fuente de su quimera he apagado mi sed; toqué con mis dedos los hilos de su letargo y sonó, palpitante, la melodía.  Cuando el silencio y su espacio de atenuada luz te acompañe, podrás escucharla.

       Un  nuevo  despertar  envolverá  el  presagio  que  sonámbulo  vaga en las esquinas del destino, y se asomará mi rostro a tu sueño, como un lejano relámpago, para que en tu memoria permanezca solamente su silueta  y un oculto mensaje que quizás, algún día, te envuelva en otro sueño.
                                                                                                     
                                                                                      

1966

La espesa niebla...

        La  espesa niebla entibia el último sol que transitaba junto a mis pasos, y languidezco en el letargo de su deriva.

       Vuelve a mí, escondido desgarro, para  que pueda sentir mis pies aunque el suelo sobre el que camine sea yermo y desolado.  Vuelve a mí, airada desazón para que recobre el aliento y pueda despertar de esta indolente penumbra.

        Me  atenazan  oscuros  grilletes,  engañosos como  una  caricia, insaciables como eterna agonía. Y los contemplo como amigos silenciosamente leales.

       ¿ Tan  amarga  es  la  estancia de  estos días de luto donde el dolor borra recuerdos y desnutre nostalgias?
    ...Quedó el navío abandonado, varado en los arrecifes , donde solo un loco transeunte camina , con sus ojos entornados, mientras repite como un negro canto su incoherente letanía.

        La  pena  se  alimenta  de  sí  misma  en  su miseria,  ansiosa  de su antigua esencia y ensalzada en la fidelidad que le posee. Ay!  eterna compañera,   ¡cuántas veces busqué tus huellas en la nieve!  Y con el paso desnudo de esperanzas, anhelante del mediodía soleado, contemplé el horizonte con una tenue sonrisa en los labios.

       ¿Por qué, amor... no brilla tu dorada presencia en mi soledad ?


11.2005

lunes, 3 de octubre de 2011

La amapola brotó solitaria...

       La amapola brotó solitaria en el acantilado, desafiando al mar embravecido.

      El huracanado viento del oeste afilaba su trayecto esparciendo en su ladera un  alargado susurro. Y el agua, como abrazo ansioso, saltaba en impacientes y veloces remolinos...

        Cuando tras de la noche agitada las livianas nubes como plateadas coronas amarilleaban el amanecer dejando que la luz se asomase entre sus flecos, un arco iris se recortó un instante, luminoso, en los rompientes.

        Y como la hoja que en el otoño acunándose dormida cae hacia el suelo ... los rojos pétalos flotando en su letargo iban descendiendo muy lentamente, soñando quizás con un retorno.

         El  día  avanzaba  luminoso  y  en  el  verdeazul del horizonte, un velero se alejaba mar adentro, como diciendo adiós en el vaivén de su blanca vela.

2000
             

EL DOLOR DE UN NIÑO

La luz de la mañana transparentaba heridas de fuego,
el eco solitario entregaba al vacío su llamada,
se quebró el regazo como hielo en el seísmo
y el exilio de la pena bajo un sol negro
abrió lentamente su insondable sima.

Solo quedaba aquella figura del cuento
llegando amable hasta su sueño,
pero tambien ella
se desvanecía...

Pilares de espeso humo sujetaron el doliente anhelo
donde el lenguaje se trocó en rumor extraño
y el llanto escondido apenas si pudo alentar.

El secreto perduró,
insaciable sombra sin destino,
vagando como inquieto epitafio
en la empalizada del olvido.

¿Qué bálsamo podría ya devolverle la sonrisa?

1999