martes, 24 de enero de 2012

Se cubrió de oscuridad...

Se cubrió de oscuridad,
nadie la reconocía...

Escondió su rostro,
nadie podía verla...

Su piel ardía de frío y de inconfensable anhelo
en el filo extraviado de su luz apagada.

La lluvia,
interminable y templada
limpió compasivamente sus heridas.

Lentamente caminó hacia su tierra nodriza,
y allá recobró
la pureza de su alma.
 
El silencio de la nieve le ofreció su mano,
con un manto de sopor en su convite.

El largo tiempo del exilio
se hizo cada vez más amable,
anestesiando en su blanca cadencia
el perfil doliente 
que tatutaba sangrante sus entrañas.

Y recordó.
...Un instante de plenitud,
un breve instante entregándose sin furia
a los enigmáticos ojos
del destino.

Y extendiendo sus brazos 
como si pudiera tocar el horizonte,
comprendió el por qué
de su insaciable naufragio.

La noche  acarició sus cabellos
consumando lentamente
su amor de muerte. 

Los días pasaron ajenos
como olvidadiza compañia,
con su ritual cadencia,
en los glaciares.

01.2012




lunes, 16 de enero de 2012

En el trapecio




Amo esa pasión que me destroza,
que me viste de fuego danzante,
que nieva melancolía en mis horas.

Oleaje que aguarda el sacrificio
para derramarse en turbulentas aguas
en una transmutación inexorable.

Entre cadenas y libre al mismo tiempo,
en el húmedo camastro de su celda
auque las puertas estén derribadas.

Me rasgó la piel y arrancó mis cabellos
mi mano enfurecida con su anhelo,
con su ciclón de querencia inagotable.

Pero tambien, segó la maleza del camino
y aparto pesadas piedras con aristas
resuelta a conquistar horizontes.

Extendió con esfuerzo el viejo tronco
sobre la abrupta corriente del río,
inestable puente que pudo traspasar.

El coraje del dolor derribó murallas
transformado en amor inquebrantable,
con su estandarte de sonrisa en el llanto.

Y desnuda de equipajes vanos
descalzos los pies, el paso ligero,
con temerario arrojo, sigo adelante.

Entre diques que se desbordan,
volcanes que despiertan su letargo,
barrancos que aguardan mi desmayo...

Bajo el sol que abrasa , bajo el frío cortante
en el páramo sombrío, en la yerma estepa,
sobre el filo de violentas tempestades.

La vida se alimenta de vida y muerte,
de airada ventisca y amable primavera, 
de enemigo oculto y amigo hogareño.

La mirada en alto sin temor en la frente 
los brazos abiertos aguardando universos,
y a mis espaldas...
compañeros de este singular viaje.

El amor devuelve confianzas ciegas
con atrayente riesgo, sin armas defensivas;
y el dormir se torna sereno al caer la noche.

Ven...
que te espero, hermano que dubitas.
No puedo darte la seguridad que ansías,
tan sólo mi ser, ligero, oscilante,
en el trapecio del destino.

01.2012


miércoles, 11 de enero de 2012

A golpe de sable...

                            





  




                        Ungida por el cierzo,
                 adiestrada en la noche,
                 de la melancolía,

                 sentada en el silencio
                 del ultimo peldaño
                 contemplando su herida...

                 La sangre ya no brota,
                 ensaya su nirvana,
                 como gentil novicia.

                 Bajo un tul de inocencia,
                 en un éxtasis de muerte,
                 modera su agonía.

                 Rompe la luz sus ojos,
                 y apenas en la bruma
                 visiona su partida.

                 El hechicero aguarda,
                 licor y sable en su mano,
                 fingiendo una sonrisa.

                 Se consumen las brasas
                 de una hoguera humeante
                 que ardiente se erguía...

                 ayer, como un emblema
                 de poderosa llama
                 insolente y festiva.

                 Pero simiescas sombras
                 en la matriz de un sueño
                 lentamente le aíslan.

                Se desvanece el tiempo,
                envuelto en su fugaz
                y errante letanía.

                Y en la antesala brota
                como  cauce sin rumbo
                que raudo se desliza,

                desde la cumbre al valle
                desde el llano al océano,
                ... desde el agua a la brisa,

                un esforzado aliento
                casi ajeno a sí mismo,
                en el umbral del día.

                El dolor embriagado
                bebe su amarga savia,
                poco a poco,  entre ruinas.

                ...Es sólo el hechicero,
                vagabundo insaciable
                de su melancolía.

                Su mirada contiene
                el pozo que contempla
                un abismo que habita.


                Y reclama insolente, 
                amante de quimeras,
                la antorcha que le guía.


                01.2012