sábado, 8 de septiembre de 2012

BRINDIS BAJO EL CIPRÉS

Z. Bekinski






La noche acentuaba su desolación
crispando una fingida templanza
en el agrio rictus de su sonrisa.

Levantó por última vez su copa,
espeso licor de hiel azucarada
en un cóctel de llanto y de sangre.

Emboscado en las trincheras del delirio,
en una lenta agonía en la fría noche,
con la bandera sumergida en el barro.

Tatuaba su memoria una dulce agonía,
con arpones de candente victoria 
en la insana arrogancia de su contienda.

Hijo de la estirpe de un orgulloso nombre
engendrado para explorar vanidades.
...Un cuerpo mutilado en la infancia .

Pero bajo su piel, la vida aguijoneaba
con su tentadora subversión del placer
retador en su torpe ignorancia.

Arrancó el amor a dentelladas, sin pausa;
embozó su alma en la perversa sombra
ensamblada en una insaciable locura.

¿Sólo era un plagio de sí mismo?
La desnudez tambien tapiaba su esencia
marcada con el fuego de estériles normas.

Ni siquiera la náusea del crimen
aliviaba su recitativo de un perdón,
hueca y balbuceante palabra...

Mientras, en la atalaya del ceremonial, 
el verdugo, en su afable vestimenta
bendice ufano el fingido homenaje.

Y deportando el honor en sus malabarismos
de alcurnia y altivez, empuña el látigo,
excomulgando al que no se doblega.

Oculto en la maleza, el desertor aguarda
su momento con espartana lentitud,
afilando el odio de su mutilada herencia.

09.2012
Virginia F.A.