lunes, 24 de octubre de 2011

CARTAS A UN AMIGO- 1ª

         No  supiste  de  aquellas  lágrimas  solitarias  y  la encendida emoción que me sobrecogía en cada momento en que me mirabas... Ni el velo de niebla que cubría mi rostro porque el destino ponía rejas alrededor de mi cuerpo. 
         Y  aunque cruzase amplios valles velozmente y navegase día y noche por mares sin retorno, nunca llegaría a alcanzarte, porque tú caminabas  donde otros horizontes acunaban el sol de la tarde. 

        Pero  si  de  mis  palabras  permanece  un  eco lejano entre  las ramas de los árboles, cuando la templada noche bañe en su tibieza el sueño de los hombres, quizás logres entender su extraño idioma.  Una suave brisa como amante mano acariciará fugazmente tu frente, desvaneciéndose luego, para siempre...
              
     Nuestros  días se  encontraron en un recóndito laberinto, pero  tus ojos estaban cerrados.  Yo viví el misterio y en la fuente de su quimera he apagado mi sed; toqué con mis dedos los hilos de su letargo y sonó, palpitante, la melodía.  Cuando el silencio y su espacio de atenuada luz te acompañe, podrás escucharla.

       Un  nuevo  despertar  envolverá  el  presagio  que  sonámbulo  vaga en las esquinas del destino, y se asomará mi rostro a tu sueño, como un lejano relámpago, para que en tu memoria permanezca solamente su silueta  y un oculto mensaje que quizás, algún día, te envuelva en otro sueño.
                                                                                                     
                                                                                      

1966

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