lunes, 3 de octubre de 2011

La amapola brotó solitaria...

       La amapola brotó solitaria en el acantilado, desafiando al mar embravecido.

      El huracanado viento del oeste afilaba su trayecto esparciendo en su ladera un  alargado susurro. Y el agua, como abrazo ansioso, saltaba en impacientes y veloces remolinos...

        Cuando tras de la noche agitada las livianas nubes como plateadas coronas amarilleaban el amanecer dejando que la luz se asomase entre sus flecos, un arco iris se recortó un instante, luminoso, en los rompientes.

        Y como la hoja que en el otoño acunándose dormida cae hacia el suelo ... los rojos pétalos flotando en su letargo iban descendiendo muy lentamente, soñando quizás con un retorno.

         El  día  avanzaba  luminoso  y  en  el  verdeazul del horizonte, un velero se alejaba mar adentro, como diciendo adiós en el vaivén de su blanca vela.

2000
             

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