Mi fiel amigo, guardaste silencio porque yo no podía oírte, tus claros ojos, húmedos, contemplaban una vez más el inseguro paso que temía emprender.
Han pasado largas horas de emociones en mi memoria, y aún creo soñar extrañamente que puedo coger tu mano en la soledad del parque esperando que sonrías tu sonrías al mirarme.
Cuando la noche enturbie con un pesado ensueño la encrucijada que aún tengo que traspasar, ¿ sentiré cómo acaricias mi cabeza para reposarme?... Quizás pronuncies mi nombre y pueda escucharte antes de cruzar la desconocida frontera donde todo se desvanece .
Un extenso prado de nieve recogerá la huella de mis pasos y su desnuda lentitud. Y cuando en la primavera, el primer tímido rayo de sol asome por el horizonte...
12.1996

12.1996
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