lunes, 24 de octubre de 2011

CARTAS A UN AMIGO- Ultima carta.

            Inolvidable  amigo,  cuántos  años  escuchaste el mudo testimonio de mi inquietud, el júbilo que a veces desbordaba mis emociones y el inquieto remolino de sus quejas ... Quedó sin concluir este escrito, la última carta, cuando en un radiante otoño, te despedías de la vida en tu distante hogar.

         Apenas  si  las lágrimas se asomaron a mis ojos, porque otros llantos habían secado ya el caudal,  y mi vida en su desmayo todavía se deslizaba por trágicas pendientes.
         Y  ya   no  pude  confiarte  los desgarros  que  sucedieron  tras de  tu marcha;  me  secuestraron en su doliente atalaya,  y  solo un huracanado viento disimulaba consuelos.

         Tampoco  pude  compartir contigo  nuevos soles que acunaban el duelo atrayendo esperanzas a mi corazón .  Una vez me dijiste que las cosas cuando pasan por nuestro lado, nos buscan para rescatanos y sembrar en la aparente y baldía sequía renacimientos y vergeles.

           Pero  ya,  pasados los años ,  y recorriendo un instante el templo donde aparqué tu recuerdo, quiero concluir mis palabras...  Tal vez  como epílogo final, tal vez como prefacio de un utópico envío, donde la realidad se adormece y como mágico destino reverdece en un amable ensueño su fantasiosa posibilidad.

        En aquel libro que un día me regalaste, permanece tu foto, y la mirada estática nuevamente me contempla con dulzura . Y releo una y otra vez esas páginas como en un ritual que me conecta con tu templada voz y la cadencia que me envolvía, llevándome en alas de un arpegio siempre novedoso y sutil.

          La  emoción  me  embarga  y  su  peso derrama  el  esfuerzo  sobre  un  cesped donde la nostalgia desea descansar sintiendo que tu te acercas a mi lado, como en aquel ayer, despacio , con la complicidad de una sonrisa benevolente y la caricia de tus manos en mi confusa  frente.  Huele a  tí  la verde  hierva  con  el  rocío  del ocaso , y la luna otea el embriagador silencio que me aísla en la evocación.

        La página del libro se abre en mi memoria :  "  Si la duda oprime tu corazón, abrázala en silencio y pronuncia mi nombre, que yo acudiré en tu ayuda, recogiéndote en mis brazos, amiga mía, para que el temor no ahuyente el brillo de tu rostro"  . " El destino se conmueve del amor que avanza sin desánimo, y solo se consolidará cuando sus labios beban del manantial que inagotable se desliza en la ladera..."   "Los amantes se entregan a la muerte, y en un perpetuo matrimonio se rubrica su promesa en la eternidad.  El enlace une sus almas en su solo vuelo hacia los confines donde los dioses habitan"  ...

        Y así , encaneciendo lentamente en las horas presentes, mi sentimiento, atrapado en los cánones de tu recogimiento, te busca entregando sus palabras al refugio de lo inasible.

        ¿  Recuerdas    aquella    última    vez   en   que   nos   encontramos,  fugazmente,  en una noche de Noviembre, cuando mi enamorado requería mi presencia y tan sólo pude saludarte un instante ?  Rememoro el adios que iba susurrando en las calles  como una letanía que ya presagiaba la última despedida.  Pero mi pensamiento, secuestrado por la necesidad cotidiana, no pudo detenerse un momento,   para escuchar ese escondido y clarividente mensaje entre la hojarasca que una suave brisa aventaba en el camino de parque. 

       Pensaba  en  confidencias  de bienestar  que  quería  decirte  con  entusiasmo.  Y avanzaba en el color de mi vida con un mañana cuya luz cegaba la oscuridad de lo venidero.  Y tranquila me alegraba imaginando tus ojos en mis ojos, asintiendo con la cabeza, con la complicidad de un hermano.
          Pero  pronto   la  tormenta  acechó  inexorable ,  y  premonitoriamente precedió al trágico tiempo que fué talando la luminosa estela de los momentos que iban transcurriendo apaciblemente.

           Ahora que esta íntima soledad me lleva en su vieja barca por las horas y los días en su lento  vaivén ...  te presiento sentado a mi lado, mientras, a lo lejos, casi se divisa el umbral donde mis párpados podrán cerrarse en el generoso abrazo  del último sueño.


10.2011

 

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