A veces tiemblo cuando siento girar las inquietas sombras en torno al vacio... oscura llamada que nadie contesta.
Entre las ondas de la solitaria orilla, un cuerpo desnudo se entrega a la noche. La luna acaricia el velero extraviado de su memoria.
Y la madre... canta acunando en su regazo el solitario rumbo , en su mar de sueños , lejano vaivén hacia el poniente ; con sus ojos entornados en un dormitar tranquilo, y la niebla en su rostro como tul violeta donde la sonrisa espera pacientemente que los ajetreados días se desvanezcan.
escrito en Junio 2001
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mi hermano Daniel |
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