Cultivo en secreto
su jardin dormido,
donde el sol apenas
doraba sus lirios.
El aroma oscuro
del vergel marchito
hería el silencio
con su arpegio tibio.
... Bailaba y reía,
infeliz suspiro,
decorando sueños
de espejos ficticios.
Pintó sus estrellas
en el muro altivo,
lienzo sin oriente,
ventana de olvidos.
Yo vi su desnudo
candor sin latido,
cantando romances
de un mundo perdido.
Con las manos tibias
de amantes delirios,
cuidando entre rejas
un nido vacío.
2001
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