Heredera de naufragios,

hechizada por la bruma
dejó que se hundiera el remo.
Con el rumbo entre rompientes,
islote de cauce negro,
entre aristas perfumada
y ataviada en sus espejos,
danzó embistiendo las sombras
en su horizonte secreto,
mientras las redes ceñian
con dulces cantos su aliento.
****
... El aroma de su piel,
busco el calor de la arena
para morir en silencio.
Nutrida por el salobre
vaivén del agua en su cuerpo,
fué deshojando en la tarde
la espiral de su recuerdo.
Sirena de oscuro rostro
que la mar mece a lo lejos,
entre sus crestas talladas
como nodriza de sueños...
****
La luz del faro ilumina
fugaz el marino lecho,
y en el ambar de la orilla
el agua borra su cerco.
11.2000
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