Abrázame melancolía
con tu verdad doliente
que acechan sombras de hielo
y acotado está mi pensamiento.
Mendigo soy entre yermas praderas,
buscando tan solo un lugar
donde la muerte me contenga.
La tempestad arrasó los valles
donde mi fragilidad se protegía
y la fuente, gentil se derramaba.
La noche precipitó en la laguna
un cierzo de soledades
que con febríl deseo acompaño.
La vida se solaza en el delirio ,
sonríe y canta; y su mirada otea
las aristas del destino con ansia.
En su enigmático poder regreso
al hogar donde la llama se aviva.
Y un fiel amigo acoge al peregrino.
Los silencios, amables, cuentan la historia
aliviando el filo de su amargura.
Luce el candíl junto al ansiado reposo...
Y mañana, cuando el amanecer creciente
ilumine riscos y riberas
recordad mi nombre un instante...
De la hoguera quedarán las brasas,
de la lluvia el renacer de los prados,
del viajero, una huella en el sendero.
Saludad al que dejó su aliento en la orilla
donde los pájaros contemplan
la la quietud del último sueño.
03.2011
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