Se quedó encerrado

de aquel viejo cuento
que nunca acababa.
...Con su traje rojo,
su capa y su espada.
Su corcel dorado
de crines de plata.
Detrás de sus ojos
la luna soñaba
con un arco iris
bañando montañas.
Silbaba el silencio,
las sombras bailaban,
la noche reía
y el viento cantaba.
Y entre las esquinas
de las almohadas
diminutos duendes
tocaban campanas.

con luces de magia,
trenzando en las nubes
secretas guirnaldas.
Que acaso en el cuento
el pincel de un hada
dibuja caminos
de estrellas cercanas.
...Y besando suave
su carita blanca,
el sol le saluda
desde la ventana.
1997
¡¡Maravilloso!!
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