domingo, 17 de julio de 2011

Camposanto


  El caudal de ponientes de ha desvanecido
 trazando un lento vaivén de cipreses...
 Me confundes amable muerte
  hablándome en tonos grises,
 porque yo sé que como cálida cuna
 abrazas al que duerme en tu espacio
 dorando en paz la cresta de su océano.

  El rostro del dolor
 tan sólo debe transitar en los aledaños de la vida ;
mientras, se renuevan las flores del sendero,
y cada mañana,
el vigilante sol
disipa las sombras asomándose a la inquietud del presagio.

¿Por qué el amor siempre quiere
poner cadenas al amado ?
La dulce celda del nido es nada más un breve instante,
una pequeña isla
donde su vuelo descansa.
 Y navegando a la deriva en el atrio del silencio,
sin huellas de palabras ,
abandonando el ancla en el viejo puerto
y el remo olvidado también allá en la marisma...
la magia de nuestro destinoretorna al nutricio lecho,
como ceniza que el azar ha dispersado
entonando su eterna estrofa.


11.2000  - dolor y paz.
     

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