Ya no despiertan los dioses,
ya no retornan los héroes del pasado...
La oscura gruta selló sus puertas de vacíos en la noche.
Como un cristal que deforma la silueta del mundo
se apagan los ojos que nunca aprendieron a llorar ,
y los labios enmudecen sus palabras y suspiros
como aquel clamor inseguro que se ahogó en la marea del ayer.
Pero quizás, tu ser y otros benditos compañeros de viaje
pisemos con emoción la tierra rescatada,
cuando las altas cumbres entre tinieblas
despierten como agitados gritos de volcanes;
cuando el fuego de la ira encienda las glaciares llanuras.
¡Ay, gran dios...! Que cerca estás de ser inventado
como una gran furia que agite aguilas presurosas
y vendavales como lanzas justicieras.
y vendavales como lanzas justicieras.
Tu voz se alzará sobre las estrellas ,
y su cortejo de luz hará que despierten los durmientes.
Inmensas y plateadas cumbres sobre nuestras cabezas
consumirán las horas que aún no concluyeron sus destinos.
Los verdes prados que hoy se serenan en la despedida
dormirán una nueva eternidad antes de ser creados nuevamente,
y en su esplendor el sol dominará
jubiloso en el horizonte
jubiloso en el horizonte
con su voz de oro,
un nuevo saludo en la mañana,
una naciente bienvenida sin querellantes sombras...
Compañeros ermitaños de la travesía oscura,
quizás nosotros ya no podamos despertar;
se habrán desvanecido nuestros nombres como niebla a través del ocaso,
pero el eterno sueño con historias de blancos olvidos
fecundará rumores en los días del alba.
pero el eterno sueño con historias de blancos olvidos
fecundará rumores en los días del alba.
No quebrantéis el ánimo,
es liviano, como un inefable tránsito,
ser atardecer de atardeceres;
un breve paso impreciso entre dos fronteras,
como sagrada penumbra de la huella del oriente.
Y la imágen de un ayer de un más lejano pasado
ha de ceñirnos coronas de alientos
como fugaz mudanza en la noche.
1990
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