lunes, 11 de julio de 2011

En una despedida...



   El telar del sueño entreteje un frágil paraje donde el yermo prado florece en silencio.

   Sonrío a través de sinuosos velos y apenas si puedo llorar en su mansedumbre.  El recuerdo de aquel amigo que orientó mis pasos se desvanece como la última llama del candil...   ¿Por qué desmaya mi empeño si la renovada luz del día me ilumina con su perfil de promesas?  No pude cerrar la puerta de aquel imperioso afán y su insaciable llamada encadena todo cuanto puedo amar nuevamente.

    ¿Quién aviva esas brasas donde yo quiero cobijarme?  Mi alma esconde una herida y se agranda cuando esa impaciente mirada la contempla.  Pero esta desnudez nunca aprendida desconoce que el camino de la pena desemboca en el prado iluminado donde amanece un nuevo día.  
                   
     Amigo mío,  se que estás al otro lado de las lejanas cumbres que todavía no debo alcanzar ... Pero mis noches se agitan como si tu voz pronunciase mi nombre desde el recodo de las sombras.

1999- (otoño )

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