Un tibio remanso cubre mi pesar
y entre lágrimas nuevamente sonrío,
porqué ya lejos de estas amarras
olvidaré el doliente paso de mis días.
Y allá donde los cometas se pierden,
lejos, entre las estrellas,
un mágico velo de presentidos sueños
hará que la noche me cubra con su manto de amable penumbra.
Y todavía guardando el ansia en sus remos
quedará mi barca meciéndose en la tranquila orilla.
Y al pasar junto a ella,
quizás conozcas, desconocido amigo,
cómo un corazón se fué desangrando
en el acompasado vaivén de las olas.
...En la suave brisa del apacible atardecer
tal vez sientas que alguien te llama
y coge tu mano para llorar en silencio.
1995
No hay comentarios:
Publicar un comentario