martes, 16 de agosto de 2011

Triste locura



¿No aprendiste a querer sin que las lágimas
bañasen la penumbra de tu sonrisa?
Triste locura dejar que te amasen
porque ya no eres libre, y a menudo,
el dolor atraviesa tu pecho.
Y como una sombra extranjera en su sueño,
quieres escapar de la esperanza y su incierta ribera,
pero su anhelo te persigue con el eco de tus pasos presurosos.

¿Acaso no sabes todavía
que podrás tocar la luz de las estrellas
cuando cogiendo su mano en la noche de la vida
atravieses el oscuro túnel de tu viaje?
El sol cegará tus ojos al final del trayecto
y podrás dormir dulcemente recostado en la floresta.

Un susurro lejano
como si alguien pronunciase tu nombre
en una canción de cuna olvidada
acompasará tu descanso,
para que no te inquietes.

El amor ha de poseerte
en su cerco de fuego azul,
y entenderás su mensaje secreto.
Aquel que tu corazón pudo escuchar
antes de que el sol del oriente
iluminase tu destino.

1997
             
            

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