Y coges mi mano cuando estoy dormida creyendo que así siempre me tendrás a tu lado; pero hace ya tiempo que mi me memoria se alejó de este presente buscando el sinuoso bálsamo del olvido.
Aunque sientas mi calor y mis ojos te contemplen, solo te pertenece de mi vida una liviana huella como arena del desierto que el viento empuja a su antojo.
Todavía canto canciones y la emoción desborda mi pecho al caer la tarde, aunque sea en un eco que lentamente se desvanece prisionero en su vagabundo ensueño.
Guardas mi sonrisa, sombra sin voz... Veo mi rostro entre los profundos surcos que el dolor abrió en tu silueta como en un espejo de nubes rotas; y la insistente llamada del sol amaneciente deshace el rocío donde me cobijo...
Te vistes de ropajes y ademanes de seres queridos para que yo te abrace y mi ansia pueda encender las brasas que abandonadan quedaron en la ribera del recuerdo, pero mi reserva es el remo que lleva la barca mar adentro, para que la brisa me devuelva a la orilla de aquella añorada tierra ,
donde el esclavo es dueño
de la luz de su aliento y del caudal de su pena.
1999
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