martes, 23 de agosto de 2011

No puedo abrazar...

Rincon del Arga en Pamplona



            ¿ Por  qué,  una vez más,   no  puedo  abrazar cuanto  deseo  sin  que  un tricionero sesgo  quiebre el cálido remanso de mi sentimiento ?
            ¡ Si pudiera  expandirme  como  un  manantial bañando  todo  cuanto  me rodea!   Pero, como tantas veces, me afano en humedecer desiertos donde ninguna brizna de hierva, ninguna flor se esmalta con el agua...
          Aún  así,  regaré  las  silenciosas dunas, porque cuando  el silencio se empapa de rocío todavía es posible soñar esperando el tiempo en que florezcan los vergeles.

             El  camino ha sido largo, la dirección extraña y confusa, pero ya concluído su difícil rumbo, puedo descansar en el umbral de su ocaso.
           Yo  fuí  también  parte  de  ese  camino,  y  el  aliento de la vida pasó a través de mi cuerpo, dejando que otros ojos la contemplasen y que otras manos la acariciaran...  Y así, en lo más recóndito de su esencia, escuché el misterio,  y su palabra sin sonido, y su voz sin palabras.   A veces, como un eco distendido, el rumor del arroyo me traduce su cánon apacible.
                
          Como  el  aleteo  de  la  mariposa  que   vuela  entre  los  rosales, sin lanzas ni estandartes, entregada a su breve tarea, es  hoy la emoción que se libera del antiguo yugo .  Un pétalo desgajado que lentamente se hundirá en el océano para pertenecer al infinito.

                                                        *****
  
            Hace  ya  tiempo  que  contemplo  el  ajetreo  del  mundo  y  sus  cuitas desde la otra orilla, donde tantos destinos se afanan inutilmente; tan fugaces como aquellas motas de polvo que brillan al trasluz de la mañana cuando un rayo de sol penetra por el ventanal.

           La  despedida  se  ha  consolidado  y  el  adiós  se  queda  aleteando entre los juncos.  Tímida es la jornada del corazón desnudo y apacible, interminable el rumor de sus pasos cuando la hojarasca suena, canción que canta su arpegiado estribillo entre los reflejos de la vidriosa  corriente... y en su espejo escondido, el amor busca ramas donde anidar.

11.2000

         

1 comentario:

  1. Maravilloso estilo, Virginia. Es un placer leer tus pensamientos.

    ¿Me das tu permiso para compartirlo en fb?

    Un beso!!

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