viernes, 16 de septiembre de 2011
ELEGIA
Atravesaste tu muerte
a dentelladas de un sueño,
desarraigando una herida
donde sangra tu silencio.
Ola de sombra y de frío,
luto blanco entre sarmientos,
has talado los cipreses
que cercaban el desvelo.
Tu cárcel de mármol quiebra
un denso polvo en el viento
que oculta rejas de humo
y siembra pozos desiertos,
con tus manos desarmadas
de emociones y de tiempos.
¿ Permaneceré en tu puerta,
durmiente de otro sendero
adornando de añoranzas
solo el surco de tu cuerpo ?
En tu eternidad descansa
un breve adiós sin acento,
ceniza que abraza espinas
y abrasa latidos yermos.
Tu ausencia rasgará olvidos,
tu herencia nutrirá cercos.
Esgrimirás vendavales
afilados con tus huesos.
Y en lontananza la muerte
clavará estacas de cierzo.
1985
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