jueves, 1 de marzo de 2012

Una afilada pregunta...

  Una afilada pregunta del silencio
desafía al insomnio en su sonmolencia.

Vuelve a surgir acerado el aliento
como un retablo en la memoria,
desnudo de su antigo esplendor.
Templo de quietos escudos
que protegen el imperio de las sombras.

¿Acaso incumplió el decreto del destino?
No llames al convite a su alma,
ella quiso enclaustrar su dolor intacto,
y venera en sueños la seca tierra alrededor,
que siempre aventa en su galope incansable.

...Huye del amor cuando lo busca,
desenvaina su espada cuando acampa,
abraza los espinos en vez de cortarlos,
y el reguero de su sangre enajenada
aviva la llama donde se inmola.

Horadar, compañeros, su tumba engalanada;
el brillo de la libertad yace bajo su losa,
amarrada con grilletes de oro y pedrería.
Un vano intento de lealtad a su esencia
le sedujo con su esclavo sudario.

Cuando sus restos sean esparcidos en la marisma
una alfombra de escarcha
blanqueará su cosecha.


02.2012




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