martes, 10 de abril de 2012

LA VESTAL MIRANDO AL MAR




Hace tiempo rasgó sus vestiduras
ante la espada de los sueños,

alquimia de destinos que mudan
inseguros sobre la arena.

Una muerte violada por la vida
dibuja el contorno de su sombra,

y en ella se escriben los signos
que el mar en sus olas va borrando.

Sus ancestros naufragan, y el agua
nunca devuelve sus restos.

De la mano de sus herederos
la brisa acaricia sus cegados ojos.

Hijos e hijas de su estirpe milenaria
tatuados con cicatrices de presagios

peregrinan hacia el sur con su mensaje
hundiendo apenas sus pies en el suelo. 

Un velo anacarado le cubre el rostro
filtrando el caós que se manifiesta.

Tímidamente una lágrima, sólo una lágrima
dibuja su vaivén en su mejilla.

El hielo de su faz apenas derretido
embiste la brisa y la confunde.

Guardado el eco en sus lamentos
intenta alzarse sobre el oleaje.

Fuentes de fuego manan del cielo
encapotadas en sus tornados.

Y como estatua de mármol sucumbe
cuando un rayo rasga la estática figura.

Su tiempo ha concluído y se inmola
en las gradas de los acantilados.

Y eco vuelve a fluir entre las grutas
que el océano va horadando en las rocas.


04.2012



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