miércoles, 23 de mayo de 2012

LA SOMBRA DE LA LUZ





Culpa e inocencia
caminan de la mano,
poderosamente atraídos
por un destino cruel.

En la insaciable antesala
se escribe su arrogancia,
y entre nebulosas líneas
traza su silueta sobre el suelo.

Un soborno de cálidas sombras
reposa en su lamento,
la sucia momeda sobre el patio
cara o cruz, ya lo sabes,
no preguntes.
El cielo acecha cuando tiemblas
y ruge sobre tu frente
enardecido en su paradoja.

No apartes la mirada
de la sangre que resbala en el pórtico.
Su olor se graba a fuego en tu boca,
su sabor será quien te acompañe
cuando en vano te arrepientas,
cuando finjas creerte su víctima.

Te arrastrarás en los espinos,
entre las afiladas rocas,
en las grutas del silencio.
Nadie escuchará tu súplica,
pobre desdicha que constriñe
tu cuerpo en infranqueables muros.

Y la locura, esa amiga infiel
que te promete dádivas de laxitud
y martillea en tus venas
con su cincel corroído,
marcando un rictus de terror
 en tu rostro dia a dia sin descanso,
te seguirá opresoramente
como rasgado espejo
donde el alma se refleja. 

No elegiste ese momento infame
en que tu brazo tensó el arco
ignorante entre la maleza,
impetuoso al rayar el alba...
Sentenciado estabas ya en tu elección,
en su quebradiza ligereza...

La perplejidad sesgó tus ojos
con filo de candente daga,
y deshonestamente te ofreces,
lastrado en tu avaricia,
como un mercader
que vende su vida. 


05.2012

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