lunes, 13 de agosto de 2012

MERCADER DE ESPERANZAS

El Bosco








Ofrece oropeles donde el expolio reina,
bufón que pregona su mágico elixir,
con palabras que hipnotizan el vacío,
con promesas que hechizan la miseria.

La necesidad sucumbe a su astucia
cubierta por un resplandor de bengalas;
flases que deslumbran e invitan
a un ciego donativo que alimenta quimeras.

Engañosas máscaras le rodean cortesanas;
la perversa piedad y el yugo que esconde,
la decadencia en su dádiva de sutiles rejas,
el sesgo traicionero de ilustres decretos...

Desde su oscuro escenario entrega
una gota de miel que el amargor engaña.
Dulce cebo donde el ansia sucumbe,
mientras la mano traicionera enlaza saludos.

La mentira es un bautismo en su cortejo,
teología ilusoria que seduce en su falacia
imitando en su discursos dones y virtudes 
que el doliente aplaude en su vasallaje. 

Vendedor de un azar de sueños que se cumplen
sortea su secreto y los cobayas acuden...
Ronronea con los ojos entornados,
ebrio en el placer de su mercancía.

Falsifica la victoria con sus reverencias
mientras el automatismo le entrega su fianza.
Las voces disonantes se dispersan solitarias
en el frenesí de un fanático murmullo.

La ruindad oprime con doradas cadenas,
la frustración alimenta una endémica locura.
La mirada en la sombra del otro, en el suelo,
olvida que sobre su cabeza brillan las estrellas .

08.2012
Virginia  F.A.

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