martes, 28 de agosto de 2012

Erial




...Su cuerpo, desnudo y tibio
todavía se ampara en el lecho,
entre anhelos que apenas rozan
el erizado murmullo de su piel.

Desgarra un alarido el delirio
mientras la sangre y el sudor,
empapan en una tribal ofrenda
la vieja manta del camastro.

Su sueño se yergue en la marisma
con un liviano velo mortecino,
acariciando en una danza libertaria
la ausencia del amor en su vientre.

Todavía el olor de la noche le perturba;
aquel aroma de tierra mojada
resbalando en su silueta
como brisa esclava del estío.

Golpea la pared con su frente
cuando el dolor de la vida
le atraviesa la garganta y le oprime
hasta ahogar el grito donde se inmola.

Clava las uñas en su seno
fingiendo puñales de placer ardiente,
y deshauciada de si misma 
apura el néctar de la renuncia.

La soledad corroe sombras 
en la antesala que la luna ilumina;
mientras el abrazo de la locura
atempera su deseo y lo adormece.

Mañana... la rutina volverá sumisa
a rellenar los pliegues de su memoria;
un soliloquio estéril en su mutismo,
una mortaja de ceniza en su cabello...

08.2012
     Virginia F.A.
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