miércoles, 13 de marzo de 2013

Equivocaba la inocencia...





 Equivocaba la inocencia
con un yermo mantra en su voz.
Las manos resquebrajándose
como enloquecidas amapolas.

Buscando  huracanes
de un quemante cierzo,
para perderse en las hebras
de su cabello enmarañado.

El delirio venció como mellado filo
en una caricia de fuego,
en un beso mordido
en el plagio de su desnudez...

Novicia en el altar de un gemido
censurada por sombras chinescas,
rasgó sus venas lentamente
en la borrosa altivez de su escudo.

Extiende su ritual en una huída
que le amarra entre cadenas.
Lamen la humedad de su fría piel,
como túnica de negra nieve.

Entorna su mirada sin oriente
clavándola en la faz de la ceguera;
sierva del amor de la muerte,
tiznando el esbozo de una sonrisa...

Equivocaba la inocencia
en el abrazo del crepúsculo,
disimulando una ancestral victoria
en el poder de su cuenco vacío.


03.2013

    Virginia F.A.              


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