jueves, 21 de febrero de 2013

...el amanecer se sintió crepúsculo




Su túnica se arrastraba sobre el carril
de aquellas vías casi abandonadas...
Los pies descalzos,
los ojos cubiertos por un velo
y las manos en cruz.
 
Un ligero carmín en los labios,
camuflaje de escondidas lágrimas,
las violetas pintadas
en la palma de su mano
simulando aromas de incienso.
 
Y comenzó al bailar aquel vals
ceñida por una espesa bruma
serpenteando sobre su cintura;
los violines rasgaban sus cuerdas
vertiginosamente abstraídos.
 
Una batuta invisible se agitó en el aire
mientras el amanecer
se sintió crepúsculo,
los timbales sonaron al unísono
en un alargado acorde final ...
 
Quedó como un eco alejándose
el monótono sonido del tranvía.
 
18.02.2013
 
     Virginia F.A.        
 

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